viernes, 8 de junio de 2012

Hagamos un breve resumen - Parte 1

Hola a todo el mundo :)


Me había propuesto tener toda la historia de mi pequeño Shih-Tzu al día cuando él hiciera un año. Pues bien, no lo he conseguido.
Y aquí estamos, día 7 de junio, día en el que hace un año nació entre varias hembras un Shih-Tzu blanco y negro, travieso, cariñoso y que cae bien (no diré a todo el mundo porque igual hay excepciones) prácticamente a cualquier persona que lo ve.
Pero del  tema del "cumpleaños" ya hablaré luego.


Os hago, como bien dice el título, un breve resumen de lo que ha pasado desde la última entrada hasta hoy.


Antes de todo, me gustaría informar de un pequeño accidente, que condicionará la muestra de algunas imágenes. Concretando, se me cayó el móvil al agua, donde tenía todas las fotos de Cucky para el blog y lo perdí todo, y me veo bastante limitada para enseñaros las anécdotas por imágenes, pero algo se consigue.


Día 10 de Noviembre de 2011,


Llevábamos una racha un tanto lluviosa. Como habréis podido apreciar en la entrada anterior, Cucky empezaba a tener el pelo bastante largo, y no se secaba muy rápido después del paseo habitual de las 8 de la noche.
Si durmiese fuera, no tendríamos ningún problema, pero Cucky después del paseo, ya se quedaba el resto de la noche en casa. Problema: Perro mojado > correr por toda la casa > ensuciarlo toooooooooooodo.
Ante este problema, buscamos una solución. Algo que me dio bastante vergüenza hacer, pero por lo menos, aparentemente el cachorro no lo pasó muy mal. La solución de la que estoy hablando es una especie de chubasquero para perros. Repito, que vergüenza. Debo añadir, que no soy partidaria de vestir a los animales pero para esta situación no encontré mejor remedio.
Tras buscar y probar, obtuvimos el resultado. Un perro astronauta:



Y debo añadir también, que esta "prenda" si es que se la puede llamar así, sólo la hemos utilizado como máximo cuatro veces, ya que a excepción de una o dos semanas lluviosas, el resto del año ha sido muy seco.

12 de Noviembre, descubrimos al perro al visillo.
Por si alguien no sabe de qué hablo, en España hay un personaje muy famoso, interpretado por José Mota, llamado "La vieja'l visillo", conocida por ser muy cotilla, y estar asomada siempre a la ventana, detrás del visillo. Pues parece ser, que mi perro tomó a esta señora como ejemplo, os dejo una imagen y también pido que observéis con atención el pelo que tenía en este momento, que casi ni se sabe donde están los ojos.


Pues un buen 20 de Noviembre, llegó el día del primer corte, y en casa no nos atrevíamos después de la experiencia que habíamos tenido en casa...


Aquí llega una de las mejores historias que he pasado con Cucky.

El 3 de Diciembre volvimos a Portugal con motivo del cumpleaños de tío. Cumplía 50 años y quiso celebrarlo a lo grande. Nos invitó a un hotel (cuyo nombre no revelo para evitar problemas para los dueños), y una amiga de infancia de mi tío dirige ese establecimiento. Debo decir que era un BUEN hotel, en el que obviamente, no pueden entrar perros.

¿Cuál era el problema? Que mi tío es de esas personas que se "enamoraron" de Cucky, y no quería pasar su cumpleaños sin la bolita de pelo más famosa de la familia...

No sé cómo, pero mi tío y su mujer, mi tía, consiguieron convencer a su amiga de infiltrar al Shih-Tzu de seis meses. Quizás esta historia os parezca surrealista, y lo admito, es de película, pero es totalmente verídico.

Llegamos al dichoso hotel, con el perrito en su transportín y entramos por una puerta trasera, cercana al gimnasio y a la sala donde se daría la fiesta esa noche. Nadie nos vio y entramos en nuestra habitación con la llave previamente recogida, todo estaba calculado.
Allí, en la habitación, se instaló a las mil maravillas como podéis ver.

Cucky no podía ir a la sala donde celebraríamos el cumpleaños de mi tío, pero cada media hora iba a la habitación para visitarle, y cada vez estaba durmiendo en un lugar distinto, y a veces incluso, encima del sofá.

Terminada la fiesta a las tantas de la mañana, mis primas durmieron en el cuarto que tenía nuestra habitación, y yo en el sofá-cama del salón con Cucky en su camita, a mi lado.

Ocho de la mañana, hora del paseo matutino... Hmm, complicación. Cómo salimos por la puerta trasera sin que nadie nos vea? Y la mejor solución que se nos ocurrió a mis dos primas y a mi, fue enrollar a Cucky en mi abrigo con el hocico fuera, claro, e ir por los pasillos del hotel evitando a cualquier persona. Por fin, llegamos a fuera hizo todo lo que tenía que hacer (o eso parecía) y utilizamos la misma táctica para volver a la habitación.

Nuevo problema: cuando llegamos sin ser vistas a la habitación, y sacamos a Cucky de su envoltorio, vimos que por el susto, o el agobio, u otro motivo que desconozco, el pobre perrito se hizo pis dentro del abrigo. Pero bueno, eso se lavaría al llegar a Madrid. Nada más que añadir sobre la aventura del hotel, pero creo que los momentos de tensión, susto, nervios e incluso suspense que vivimos esas horas, no los consigo escribir todos, porque pocos, no fueron.

Y como veo que me he enrollado mucho mientras escribía, se me ha pasado la fecha del cumpleaños, y cuando publique esta entrada ya será 8 de junio, pero bueno, imaginad que hoy sigue siendo el día en el que nació la bolita de pelo protagonista de este blog y ya escribiré la continuación del gran resumen hasta la fecha de su primer cumpleaños.

domingo, 22 de abril de 2012

Still travelling

El 24 de septiembre fuimos a Portugal por una fiesta familiar. Y como no, Cucky se vino con nosotros.


La verdad, es que no tengo mucho que contar de este viaje, pero dejo aquí algunas fotos de la tarde y la mañana siguiente mientras escribo algo más interesante:


En las siguientes imágenes se ve como creció el pelo, en breves llegaría la hora de cortárselo...



domingo, 25 de marzo de 2012

My first walk and bath

Cuando volvimos de Andorra empezó el colegio, y la vida volvía a hacerse rutinaria.


El 7 de septiembre cumplía tres meses, y eso implicaba visita al veterinario. Todo estaba en orden y en tres días podría dar su primer paseo.


10 de septiembre de 2011


Salí un sábado caluroso, con una luminosidad que te recuerda a esos recientes días de verano, con mi perro en su arnés y correa nuevos.
Dicen que en el primer paseo no se debe cansar mucho al cachorro. Ese fue un error que cometí. Dimos una vuelta de media hora. Yo, no estaba acostumbrada, llegué a casa completamente agotada y él, tampoco estaba muy alegre. Al principio parecía estar muy contento, olía todas las flores que se encontraba e iba agitando su colita por el camino. Sin embargo, al final, estoy segura de verle suplicar que le cogiera en brazos. Segurísima. Se paraba en frente mío y emitía un llanto. Recuerdo decirle "Venga, que ya queda poco".


Poco para mí, seguía siendo mucho para aquella pequeña bolita de pelo, que cuando llegó a casa tenía las patitas sucias, negras por el asfalto. Hay que añadir que en mi urbanización no hay aceras, y que el asfalto que había en la carretera era reciente, por lo que manchaba mucho. Tengo pena de no haber sacado fotos...


El día 12 llegó el día del primer baño.


Lo que me pude reír. La bola de pelo se había convertido en un ratoncito blanco y negro que no paraba de intentar saltar de la bañera y de sacudirse, salpicando a toda la familia.
Y la parte del secador ya ni se cuenta. Hilarante. Desde este                                                                                 día a veces le llamamos "El Pequeño Gremlin" porque cuando intentamos secar la cabeza usando el secador, se volvió literalmente loco. De hecho, parecía un gremlin. Intentaba morder el aire, se agitaba y saltaba de nuestros brazos. No se sacaron fotos de ese momento, pero en entradas futuras pondré algunas también con el secador.

martes, 20 de marzo de 2012

Hallway adventure

El día 4 llegamos a Andorra, paseamos mucho, y siempre llevé a Cucky en brazos.


No había nada de nieve en las montañas así que las fotos que hicimos no parecen exactamente de Andorra. De cualquier manera, subimos hasta el último piso de un edificio donde había una terraza. Por lo menos así se verían las montañas en la foto de "Cucky en: Andorra"


En los días de Andorra no pasó mucho más, a excepción de una buena historia. Muy buena historia. Probablemente, la situación en la que más vergüenza he pasado a causa de mi perro. Es una historia completamente verídica. Aquí va:


Si no me equivoco, ya habíamos pasado una noche en el hotel (que como en Francia, aceptaba perros) y pensé que el pobre cachorrito se pasaba el día en mis brazos, y cuando no estaba en ellos, descansaba en la habitación, por lo que decidí dar unas vueltas con él en el pasillo.
Hay una serie de factores que me llevaron a hacer esto, hoy, ni se me pasaría por la cabeza. Cucky todavía no bajaba escalones, por lo que no podría huir de piso; él me seguía a todas partes, me levantaba y se levantaba también, por lo que tampoco huiría y por último, era casi la hora de la comida, así que nadie lo distraería.


Habiendo planteado ésto, decidí salir con él al pasillo.
Empezamos a correr, dimos la vuelta al piso entero y dimos media vuelta. Volvimos a correr, llegamos hasta el final del pasillo, y así unas cuantas veces.
Tras cuatro, o cinco vueltas, ocurrió algo, que en ese momento no pensé que pudiese suceder. Sin embargo, pensándolo ahora, es algo obvio. 


Cucky me adelantó y de repente se paró frente a una puerta. Empezó a hacer las típicas vueltas olisqueando el suelo y me temí lo peor. "Vamos Cucky, venga, sígueme. No te pares" Nada. Él se paró, e hizo lo que yo temía. Pensé: "Bueno, vuelvo corriendo a mi habitación a por toallitas y lo limpio"


Pero, existe algo, que muchos pensamos que es mentira, la ley de Murphy. Estaba yo esperando a que  Cucky terminase, cuando oigo unos ruidos en la habitación frente a la que se había parado el cachorro. "No puede pasar, no puede pasar". Sí, pasó. Abrió la puerta una señora, rusa diría yo, que se empezó a reír. Gestos disparatados de disculpas salían de mis brazos sin apenas sentido, mientras balbuceaba sonidos incomprensibles. Esto ocurría cuando pasó otra pareja de señores mayores que también rieron ante la situación.


Una vez terminado el acto que provocó el sonrojo de mis mejillas, cogí a mi perro en brazos y corrí hacia mi habitación a por toallitas, las encontré, y volví hacia el lugar del crimen. Allí me esperaba la simpática señora que seguía con una sonrisa en su cara, intentando evitar la carcajada que estaba a punto de salir por su boca.
Recogí todo, y me volví a disculpar. Mis mejillas ardían mientras daba la espalda a la señora y aceleraba el paso.




El día 6 de septiembre volvimos a Madrid, dejando atrás todos los locales donde pude pasar millones de aventuras con mi perro de casi tres meses.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Surfin' Biarritz

2 de septiembre, 2011.


Viajamos hacia Biarritz ya que mi madre días después tendría que ir por trabajo a Andorra.


El viaje, la verdad, es que no me acuerdo mucho de como fue pero, de la llegada al hotel, oh sí, como para no acordarse.
Llegamos a la recepción con las maletas, y a la derecha de la sala había una puerta que daba a las escaleras de las habitaciones. Puse la correa a Cucky para que no se escapase por el hotel y empezamos a subir las escaleras. Al llegar al primer piso orinó, y menos mal que nadie lo vio, al instante, subimos corriendo a nuestra habitación (en el segundo piso) para coger unas toallitas y limpiarlo. Cuando volví para limpiarlo... Había pasado algo.
El suelo entero del hotel estaba cubierto por una moqueta verde.
Claro, la moqueta... Había absorbido el pis. En fin, ni siquiera supe encontrar la zona del crimen, había desaparecido por completo.


Obviamente, Cucky seguía teniendo menos de tres meses, así que yo prefería no arriesgar. Por lo cual, yo hice todas las excursiones, con mi perrito en brazos.


Esa noche, cenamos en el puerto, y él estuvo todo ese tiempo sobre mis piernas. No se movió ni un milímetro. Se portó estupendamente. No intento si quiera oler la comida.


Por la noche, tras un laaaargo paseo por las playas y calles de Biarritz, Cucky durmió a mi lado.




3 de septiembre, 2011.


Comimos, en un restaurante al que habíamos ido hace un par de años, pero estaba bastante distinto, no parecía tan "playero", lo que nos hizo dudar si nos dejarían con un perro.
Gran sorpresa fue, sin duda:

 -¿Podemos pasar... con el perro?
 -¡Por supuesto! ¿Qué pregunta es esa?



Bueno, pues éste fue el resultado:

Se quedó dormido en el asiento donde comíamos.

Cuando salimos del restaurante, se nos ocurrió una gran idea. Hacer un álbum de fotos con Cucky en todos los lugares en los que había estado. Surge así el estilo de fotografía "Cucky en..."

En cada entrada, de ahora en adelante (si es de algún viaje), pondré la foto del lugar que haya visitado Cucky.

Esa noche volvimos a cenar en el puerto. También se portó bien, pero un poco mas inquieto.



Al día siguiente, nos fuimos a Andorra.


sábado, 28 de enero de 2012

The Persian Carpet


Después de salir de Algarve, volvimos a Évora unos días, y más tarde a Lisboa, pero a casa de mis otros tíos.


Todo bien, como siempre. Apenas un contratiempo. Cucky seguía en aquella complicada fase de las necesidades. "Donde sea, y a la hora que sea".
Eso pensaría el pobre cachorrito, pero en ésta casa eso era IMPOSIBLE.


Como el título indica, había en el salón una alfombra. Una alfombra sobre la cual si cayese alguna "mercancía" de Cucky... no sería una buena cosa.


Por éste motivo, él tenía algunas zonas de la casa restringidas. 
Su zona habitual era la cocina, y en ella pasaron algunas aventuras.


Algo que merece ser subrayado es una tarde, en la que me fui por la tarde a pasear en Lisboa y quien quedaba en casa eran mi tío y Cucky.



¿Cual fue el resultado de esto? 
Cuando llegué a casa, estaba mi tío tumbado en el suelo de la cocina con el perrito durmiendo a su lado.
Se había quedado toda la tarde (y parte de la noche) jugando con él en la cocina, porque no quería que Cucky se quedase solo. Palabras literales.

Bueno, creo que es verdad que se puede llegar a querer a un animal tanto o más que a una persona. Y sobretodo, este cachorrito, no se qué tiene pero consigue llegar al corazón de todos mis familiares.

Otra historia interesante es la de sus escapadas.

Una noche, mis tíos decidieron hacer una cena con algunos amigos.


Cada vez que se tenía que ir a la cocina a por algún plato o comida, allí estaba Cucky, esperando ansioso en la puerta. Entrábamos en la cocina, y empezaba a celebrarlo. Lo difícil era salir de la cocina, pues las manos iban ocupadas con platos, y no conseguíamos cerrar rápidamente la puerta. Éstas ocasiones, el inteligente perrito las aprovechaba como nadie, y salía entonces disparado al salón, junto con la alfombra.


Con dos meses y poco más, muchos perros, por no decir casi todos, aguantan difícilmente la orina, y Cucky, no era uno menos. Por suerte, cada vez que pasó corriendo por la alfombra no ocurrió nada.


Acababa aquí su estancia en Lisboa.